Defraudados. Así nos sentimos la mayoría de los mexicanos que, desde mediados de la década de los 60’s del siglo pasado, idealizábamos a la izquierda y creíamos que un golpe de timón hacia esa dirección mejoraría el rumbo a la deriva que llevaba el país.
En 1997, la elección de una peculiar izquierda –surgida de las entrañas del PRI-- arribó al poder político de la capital nacional con Cuauhtémoc Cárdenas al frente…
… y en la Cámara de Diputados, por vez primera, el partido que durante más de seis décadas había sido el hegemónico perdió la mayoría.
Esos triunfos nos alentaron… pero solo pasajeramente, pues desde entonces la res publica ha ido de mal a peor, lo que se agudizó a partir de 2018 cuando nuevamente nuestras ilusiones de un mejor México fueron defraudadas con el arribo del autodenominado régimen de Cuarta… Transformación.
Antes de ello, casi todo lo que pasaba en México era supervisado por la familia Rockefeller. Las actividades económicas, políticas, sociales y culturales. Todo. El pulpo tenía tentáculos que todo lo abarcaban y una fuerza descomunal. No se perdían un solo detalle, menos la primera elección en la capital nacional de los mexicanos, luego de que desde los 30’s había sido gobernada por un regente del Presidente en turno. Los multimillonarios del petróleo (Standard Oil) estaban acostumbrados a crear amigos y enemigos. Y se amistaron con la “izquierda” de nuestro país, sin perder contacto ni influencia sobre los políticos tradicionales.
El think tank de la Fundación Rockefeller, merced a las habilidades diplomáticas de don Daniel Cosío Villegas, fue El Colegio de México.
Los fondos Rockefeller estuvieron al servicio de todas las iniciativas de esa institución que durante años formó a los principales operadores de la economía de aquí del rancho grande.
Privilegiaron las cifras macroeconómicas
El furioso anticomunismo del Imperio tuvo como coraza de proa la supuesta filantropía de esa dinastía estadounidense. Después de la conferencia en 1962 de Punta del Este, Uruguay, donde la mayoría de los países del Continente aprobaron el bloqueo económico a la revolución cubana, se supo de qué lado mascaba la iguana.
Las distorsiones del funcionalismo económico se consolidaron desde los planteamientos de los programas de las “décadas para el desarrollo “, cuando desde el Comité de las Naciones Unidas para la Planeación se centraba todo interés en enfoques a modo. Atrás de todo, los Rockefeller.
Se recomendaba a los países latinoamericanos centrar sus objetivos en los enfoques cuantitativos para medir los grados de crecimiento y en pretender niveles de desarrollo a partir de cifras macroeconómicas. En base a éstas, recomendaban políticas conservadoras que en los centros hegemónicos se abandonaban con celeridad para transitar todas las etapas ortodoxas que se habían seguido para la acumulación del capital.
Gatopardiano, el triunfo de la “izquierda” en 97
Nunca hubo un grupo de patriotas, de negociadores internacionales que sin falsas xenofobias tomara el toro por los cuernos y definiera las vías para sacar el mayor provecho de algún financiamiento. Condenaron a todas las generaciones de los últimos sesenta años a repetir el infame sonsonete de las certificaciones no pedidas, primero, y ahora del permanente acoso de Donald Trump.
Aunque el triunfo de la “izquierda” en aquella elección de 1997 fue un duro revés del pueblo a esas ambiciones, permanecimos anclados a un pasado que empobreció sistemáticamente a la sociedad en su conjunto. El sector tradicional subsidió el crecimiento anárquico urbano- industrial, manufacturero y de servicios…
… generando insumos baratos, alta elasticidad en la oferta de mano de obra, descalificada, y menesterosa, que engendró una causación circular acumulativa de bajos salarios, estratosféricas utilidades para la importación de improductivos bienes de capital en convivencia con los factores reales de poder agroexportadores, el contexto de un círculo interior de clases dominantes.
El escenario no se movió un sólo grado. Nunca se permitió la expansión democrática de la economía, ni técnicas intensivas de absorción de mano de obra con el fin de operar eficazmente nuestra participación internacional en condiciones de competitividad.
Cuando el Imperio Rockefeller reventó, ya era demasiado tarde. El conglomerado estadounidense abandonó sus principales inversiones en los sectores estratégicos, petroleros, agropecuarios y manufactureros de exportación y dominación, para ser sustituido por la evolución de los acontecimientos.
Ahora es BlackRock quien mueve los hilos
El holding BlackRock desplazó a los Rockefeller y por arte de magia se acabaron los abusos diplomáticos y guerreros en América Latina. Las mayores empresas petroleras del mundo facturan a sus cuentas.
Maneja una cantidad de fondos que jamás soñó el Clan original. El nuevo conglomerado hizo los tratos convenientes con las potencias emergentes, para salvarse de la quema. Todo cambió, pero nosotros seguimos siendo los mismos.
Tal parece que heredamos el síndrome del elefante, acostumbrado desde cría a permanecer atado a una estaquita que de grande podría remover sin esfuerzo, pero la memoria del elefante no pierde su proclividad a esa sujeción inexplicable.
Tenemos tamaño de gigante en las cifras del intercambio comercial, turístico, demográfico, y lo que usted desee añadir, pero no lo usamos para defender las cuestiones esenciales de la sobrevivencia. México es el fundamento básico de la locomotora del Imperio, pero queremos seguir atados a ella.
Gobiernito en la ruina: extorsiona ciudadanos
Desde 2018 las alharacas de los titulares de Hacienda y Crédito Público el día de su toma de posesión quedan como amenazas del enano del tapanco. Son anuladas en el escritorio mayor de Palacio Nacional. Antes, por resentimientos. Hoy, por ignorancia.
Las grandes inversiones en infraestructura, la participación de la banca de desarrollo en las inversiones estatales y privadas, los guardaditos de medio billón de pesos, la alianza con el Consejo Coordinador Empresarial, la presencia de la llamada Condesa del Nixtamal Altagracia Gómez son palos de ciego…
… de un gobiernito que está en la ruina y que quiere saldar sus déficits extrayendo dinero de los bolsillos de los contribuyentes con alzas o “ajustes a impuestos que antes no existían” y tarifas incrementadas por los pésimos servicios que ofrece.
El paquete económico para el año próximo, el primero que por sí sola presenta la señora Claudia Sheinbaum, lo demuestra. Inversiones fantasmagóricas a fondo perdido para rescatar a Pemex y a la CFE, disminuir recursos a las políticas sociales –no confundir con las dádivas sociales-- y continuar girando en seco dinero presupuestal sin sentido, forma parte de una estrategia --de algún modo hay que llamarle-- de antemano fracasada.
Cambió el mundo, pero nosotros no. Retrocedimos. De mal a peor.