El resurgimiento de iniciativas privadas enfocadas en edición genética de embriones vuelve a poner en discusión los posibles efectos sociales de esta tecnología. Manhattan Genomics, una empresa biotecnológica con sede en Nueva York, comunicó recientemente su intención de iniciar trabajos en edición genética hereditaria para eliminar enfermedades graves desde la etapa embrionaria.
Durante 2018, el investigador He Jiankui anunció la creación de los primeros bebés modificados genéticamente mediante la herramienta CRISPR. Su objetivo fue impedir la transmisión del VIH. La revelación provocó un amplio rechazo por parte de la comunidad científica y llevó a su encarcelamiento por prácticas médicas no autorizadas, según declaró el gobierno chino. A partir de entonces, se establecieron moratorias y debates sobre los límites éticos en este campo.
Ahora, Manhattan Genomics afirma haber conformado un equipo con experiencia en embriología, fecundación in vitro y análisis genómico. Entre sus integrantes se encuentran especialistas del Oregon National Primate Research Center, exdirectivos de Colossal Biosciences y asesores académicos vinculados a instituciones estadounidenses. Según sus fundadoras, el propósito no sería la mejora genética sino la prevención de enfermedades monogénicas como fibrosis quística, enfermedad de Huntington y anemia de células falciformes.
Cathy Tie, cofundadora de la empresa, declaró a WIRED: "Estamos revolucionando la medicina y esta tecnología es muy potente. Eso es lo que creo que tienen en común la manipulación del núcleo del átomo y la manipulación del núcleo de la célula". De acuerdo con el mismo medio, la compañía recibió más de 150 solicitudes para puestos científicos tras su anuncio inicial.
Estas iniciativas renovaron preocupaciones sobre un posible sesgo económico en el acceso a tratamientos genéticos. Las técnicas de edición en etapa embrionaria, por su complejidad y costo, podrían estar disponibles únicamente para ciertos sectores con altos ingresos. A diferencia de terapias somáticas, la edición germinal implica la transmisión de cambios genéticos a futuras generaciones, lo cual aumenta las implicaciones estructurales del acceso desigual.
Documentos previos del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten sobre el potencial uso discriminatorio de estas tecnologías. En particular, instan a evitar escenarios en los cuales capacidades biomédicas se apliquen exclusivamente a grupos con poder adquisitivo elevado, generando brechas hereditarias en salud y desarrollo.
Así, el avance técnico en edición genética fue significativo en los últimos años, incrementando la precisión y reduciendo errores. Sin embargo, organizaciones internacionales mantienen reservas sobre su implementación directa en embriones humanos sin consenso legal y ético global.
Hasta el momento, Manhattan Genomics no especificó cuándo iniciará procedimientos clínicos ni en qué jurisdicciones operará. Tampoco se presentaron detalles sobre costos o criterios de elegibilidad para futuros beneficiarios. (NotiPress)