Alebrijes, el arte mexicano que da color al Día de Muertos

Alebrijes, el arte mexicano que da color al Día de Muertos

Foto: Enfoque

Los alebrijes son una parte vibrante y fascinante de la celebración del Día de Muertos, complementando perfectamente al simbolismo de las catrinas, que representan la elegancia y la ironía de la muerte.

 

Aunque las catrinas, inspiradas por el grabado de José Guadalupe Posada y popularizadas por Diego Rivera, son el rostro más icónico de la festividad, los alebrijes añaden una dimensión fantástica y onírica, llenas de colores vivos y formas surrealistas, representando criaturas míticas que combinan elementos de diferentes animales, como serpientes aladas, jaguares con cuernos o aves con cuerpos de reptiles.

 

¿Qué son los alebrijes?

 

Los alebrijes son artesanías mexicanas fantásticas y coloridas que representan criaturas imaginarias o híbridas, combinando elementos de diferentes animales reales o míticos. Se caracterizan por sus formas surrealistas, vibrantes colores y detalles minuciosos pintados a mano, lo que les da un aspecto onírico y lleno de energía.

 

Originalmente hechos con cartonería, en otras regiones se tallan en madera de copal, arcilla o incluso metal, y simbolizan la conexión entre el mundo real y el espiritual, inspirados en tradiciones como los nahuales, guías espirituales en la cultura indígena. Aunque no son parte tradicional del Día de Muertos, se integran en ofrendas, desfiles y decoraciones por su simbolismo protector y su explosión de vida y color.

 

¿Cuál es su origen?

 

El origen de los alebrijes se remonta a la década de 1930 en la Ciudad de México, en el barrio de La Merced, cuando Pedro Linares López, un artesano de cartonería especializado en piñatas, máscaras y figuras de Judas, cayó gravemente enfermo y entró en un estado febril de inconsciencia. En un sueño vívido, se imaginó caminando por un bosque donde las rocas, nubes y animales se transformaban en seres extraños y coloridos que gritaban repetidamente "¡alebrijes!". Al recuperarse, Linares recreó estas visiones usando su técnica de papel maché, creando las primeras figuras en 1936. El término "alebrije" surgió así de esa "revelación" onírica.

 

Aunque los alebrijes no forman parte del origen tradicional del Día de Muertos, su adopción en la temporada no es casual. Estas figuras representan el mundo espiritual, la transformación y la unión entre la vida y la muerte; sus colores intensos, patrones imposibles y formas híbridas evocan la energía vital que, según la cosmovisión mexicana, persiste incluso después de la muerte.

 

En Puebla, el arte de los alebrijes también tiene presencia. En barrios como Analco, El Alto y Los Sapos, algunos artesanos combinan la técnica tradicional del cartón con la talla en madera, adaptando los diseños a su estilo local.

 

Además, en municipios como Cholula y Atlixco, se imparten talleres donde niños y adultos aprenden a crear sus propios alebrijes como parte de programas culturales y ferias de temporada.

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