
Millones de personas permanecen desplazadas dentro de sus países sin perspectivas de retorno o integración. A finales de 2024, un equipo interinstitucional de Naciones Unidas informó que ocho gobiernos lograron incluir a cerca de 12 millones de desplazados internos en vías de solución duradera, según un balance de su trabajo con las autoridades de República Centroafricana, Colombia, Etiopía, Irak, Libia, Mozambique, Nigeria y Somalia.
Los desplazados internos, a diferencia de los refugiados, no cruzan fronteras internacionales, pero abandonan sus hogares por motivos fuera de su control, como conflictos armados, violencia criminal o desastres naturales. El número global se triplicó en tres décadas, pasando de 24 millones en 1992 a más de 83 millones en la actualidad. Sin embargo, su situación recibe menos atención que la de otros grupos en movilidad, explicó el World Economic Forum (WEF).
Conflictos prolongados, cambio climático y respuestas humanitarias inadecuadas complican la resolución de estos casos. Un informe de la ONU advirtió sobre "dinámicas complejas" entre conflictos armados y fenómenos climáticos, como la desertificación o el aumento del nivel del mar. Además, muchas personas desplazadas no logran soluciones sostenibles, lo cual incrementa el número total de casos no resueltos.
Durante más de dos años, un equipo especial de Naciones Unidas trabajó con gobiernos locales en zonas afectadas. Según el informe, las autoridades municipales y regionales asumieron un rol clave: "Gobernadores de Nigeria, presidentes regionales de Etiopía y alcaldes de Colombia están en primera línea de la crisis de desplazamiento". Estos actores invirtieron recursos propios para avanzar en soluciones, en medio de un contexto presupuestario internacional reducido.
La dimensión política del desplazamiento interno fue otro hallazgo clave. Según el informe, decisiones sobre vivienda, tierra, propiedad y justicia requieren compromisos que muchas veces alteran el equilibrio político local. Casos como el de Mogadiscio, con un millón de desplazados, o Maiduguri, con 200 mil, evidencian el impacto demográfico y electoral de la crisis.
Por su parte, la evaluación también señaló que la respuesta humanitaria inicial influye directamente en las posibilidades de solución. "Es necesario integrar desde el primer día un enfoque deliberado para promover soluciones desde el principio", se concluyó. La coordinación con sistemas gubernamentales y la incorporación de políticas públicas resultan esenciales.
En términos financieros, el informe detalló que los planes de solución son costosos. Solo en Somalia, el plan para un millón de personas desplazadas requerirá 2000 millones de dólares, mientras que Nigeria necesitará 5000 millones para atender a 4 millones de desplazados y 5 millones de personas en comunidades receptoras.
A raíz de estas cifras, un equipo interdisciplinario de Naciones Unidas propuso un nuevo mecanismo de financiación similar al que el Banco Mundial y ACNUR aplican en contextos de refugiados. La iniciativa busca combinar aportes de donantes con financiamiento de instituciones financieras internacionales. Según el equipo interdisciplinario, con solo el 10% del gasto actual en emergencia humanitaria —estimado en más de 5000 millones de dólares anuales— podría impulsarse un cambio estructural. (Notipress)