¿Afecta el recuerdo de 1953 las relaciones actuales entre Irán y EU?

¿Afecta el recuerdo de 1953 las relaciones actuales entre Irán y EU?

Foto: Sergio F Cara

Las tensiones entre Estados Unidos e Irán no pueden entenderse sin recordar el golpe de Estado de 1953. Organizado por la CIA y el MI6 británico, derrocó al primer ministro Mohammad Mosaddegh y reinstauró el poder del sah Reza Pahlavi. A pesar de los años transcurridos, este episodio continúa influyendo en la política interna iraní y en su postura frente a Occidente.

 

Recientemente, en un artículo publicado por el Mises Institute, Tho Bishop, editor y gerente de contenidos de dicha institución, subraya cómo la historia moderna de Irán ha sido marcada por esta intervención. Bishop destaca que, durante los atentados del 11 de septiembre de 2001, el gobierno iraní ofreció ayuda militar directa a Estados Unidos. Incluso se permitió el uso del espacio aéreo iraní en operaciones contra los talibanes. Sin embargo, unos meses más tarde, la administración de George W. Bush incluyó a Irán en el "Eje del Mal", lo cual cerró cualquier posibilidad de acercamiento diplomático.

 

Según el relato documentado por Bishop, el revés en la relación bilateral incentivó a los sectores más conservadores dentro del gobierno iraní. En ese contexto, Mahmoud Ahmadinejad ascendió al poder respaldado por clérigos que lo consideraban útil para reavivar el fervor revolucionario. Su retórica contra Occidente y el programa nuclear generaron nuevas sanciones internacionales.

 

A pesar de los cambios políticos y liderazgos posteriores, la narrativa del golpe de 1953 sigue presente. Funcionarios iraníes actuales lo mencionan como recordatorio constante de la desconfianza hacia Washington. Mientras en Irán es parte del discurso institucional, en Estados Unidos rara vez se integra al análisis contemporáneo.

 

En 2013, Barack Obama reconoció el rol estadounidense en la operación que removió a Mosaddegh, describiéndola como una intervención en contra de un gobierno electo. No obstante, esta declaración no estuvo acompañada de cambios en la política exterior hacia Teherán.

 

La revisión histórica planteada por Bishop no busca justificar el presente del régimen iraní ni negar los conflictos actuales, sino mostrar cómo ciertos eventos definen décadas de política. La omisión sistemática de este capítulo por parte de Estados Unidos obstaculiza cualquier intento de diálogo duradero con Irán.

 

De este modo, en opinión del autor, esta omisión no solo representa un vacío informativo. También impide evaluar con claridad las decisiones diplomáticas, especialmente en momentos de escalada militar o sanciones.

 

Aunque el escenario actual difiere del contexto de la Guerra Fría, la persistencia del recuerdo de 1953 demuestra que las decisiones del pasado siguen teniendo consecuencias prácticas. Ignorar esta realidad, como señala Bishop, limita la posibilidad de establecer relaciones internacionales más estables. (NotiPress)

Notas Relacionadas