
Un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison identificó un proceso cerebral mediante el cual se suprime de forma activa la información que deja de ser útil. Este mecanismo permite al cerebro mantener organizada la memoria de trabajo al reducir la influencia de recuerdos irrelevantes en tareas posteriores. Los hallazgos fueron publicados como preprint en bioRxiv, con financiamiento del National Institutes of Health (NIH).
Durante el estudio, se aplicaron técnicas de electroencefalografía (EEG) para analizar la actividad neuronal de 25 participantes mientras realizaban una tarea visual. La prueba consistió en memorizar dos estímulos, identificar cuál sería descartado mediante una señal visual (retrocue) y procesar un tercer estímulo, todo en rápida sucesión. Esta configuración permitió observar cómo se comportaba el cerebro ante la eliminación de datos previamente retenidos.
Al presentar nuevos elementos en ubicaciones que coincidían con los estímulos descartados (condición denominada "overlap"), los registros mostraron que el cerebro disminuía de forma específica la respuesta asociada al elemento eliminado. Esa reacción se interpretó como una forma de supresión activa, en contraste con condiciones donde los estímulos nuevos no interferían espacialmente ("no-overlap"), donde la eliminación parecía más pasiva.
Para entender con precisión este efecto, los autores aplicaron un modelo computacional llamado Target Confusability Competition (TCC), adaptado para detectar huellas de familiaridad en la memoria. En la condición overlap, el ítem descartado presentó un valor negativo en el parámetro d’, lo que indica una reducción deliberada de su señal en el sistema de memoria.
Además, los datos de EEG mostraron una disminución en la respuesta cerebral a un estímulo visual neutro (ping) que se introdujo después de descartar la información. Esta reducción, visible entre los 220 y 356 milisegundos posteriores a la presentación del estímulo, se interpretó como una señal de que los canales perceptivos correspondientes se encontraban menos excitables.
Igualmente, el análisis también reveló un patrón distintivo de ondas cerebrales viajeras, más fuertes en la condición overlap. Estas señales, originadas en regiones frontales y propagadas hacia zonas visuales, estarían relacionadas con procesos de control cognitivo vinculados a la supresión de información innecesaria.
Este fenómeno, nombrado por los autores como "hijacked adaptation", se basa en reducir la sensibilidad de los circuitos sensoriales que codificaban el estímulo eliminado. A diferencia de un olvido pasivo, donde el recuerdo se desvanece sin intervención, esta vía representa una supresión dirigida de contenido no útil.
Los resultados ofrecen nueva evidencia sobre cómo el cerebro gestiona la sobrecarga de información. Al suprimir de forma activa lo que ya no es necesario, mantiene su capacidad de respuesta frente a nuevas tareas, preservando la eficiencia del sistema cognitivo. (NotiPress)